Arranco la etiqueta azul pegada sobre la superficie de la manzana después de cogerla; la lavo y salgo al balcón. Observo como la lluvia cae. La manzana tiene la piel dura y hace sangrar mis encías en cada mordisco. Ya nada es como antes , incluso la lluvia, mojando con sus gotas mis pies descalzos, ha perdido todo su romanticismo; antes hubiera hablado de como la tormenta, con su pesado caer, limpiaba de suciedad los muros y carrocerías de los coches, pero ahora solo veo como el agua cae cambiando la mierda de sitio. Le doy otro mordisco a la manzana y me pregunto dónde habrá ido a parar todo ese romanticismo; si se marcho de voluntad propia asqueado de todo lo que le rodea, si lo asesinamos nosotros mismo el día que decidimos cambiar los besos por iconos del wathsaap o si sencillamente alguna fuerza divina lo hizo desaparecer de la faz de la tierra. El siguiente mordisco a la manzana no me da respuestas, tan solo un sabor dulzón que me recuerda mi derrota en la batalla de no comer entre horas, pero esa derrota tiene el mismo sabor que el fracaso, y en el momento que decidí dedicar mi vida entera a la escritura también conllevó entregarla entera al fracaso. Debería existir reuniones de escritores fracasados, y al más puro estilo de alcohólicos anónimos, me levantaría delante de todos y me presentaría diciendo: Hola, me llamo juan y soy un fracasado; entonces podríamos hablar todos de esas novelas que no fuimos capaces de terminar, de los libros que no vendemos o de esos poemas que nadie quiso leer; también podríamos entonces echarle la culpa a las editoriales y su poca apuesta por los escritores emergentes, al gobierno y su temor y rechazo hacia la cultura o al poco interés creciente que muestra la gente por la literatura actual; luego nos compraríamos nuestros libros los unos a los otros, igual que hacemos en las convenciones literaria; practicaríamos el más brutal y absoluto canibalismo literario.
La lluvia comienza a mojarme los bajos del pantalón. Entro en casa dejando un rastro de huellas húmedas hasta la cocina, abro el cubo de basura y tiro las sobras de la manzana, junto al resto de mi obra.