expresamente
para escribir ésto;
en calzoncillos,
sentado en la mesa del comedor
mientras la silla me enfría el culo,
con un bolígrafo en la mano
rasgando el papel
de una libreta.
Es agradable
volver a estar al pie
del cañón
como en los viejos tiempos;
puede que después de este
escriba unos cuantos
poemas más
o algún relato corto,
pero lo más seguro
es que vuelva a la cama,
escuche algo de música
y lea un poco
hasta quedarme dormido
y al despertar por la mañana
me maldiga a mí mismo
por haber olvidado de tomarme
las pastillas.
Sí, es agradable
volver a estar al pie
del cañón
y observar desde aquí arriba
todos mis cadáveres
que han ido cayendo por él
a lo largo de mi vida.