Café y semen en la mano

Había una niña
que me sonreía en el colegio.
Aprieto el botón
de la cafetera,
empieza a vibrar
y un chorro oscuro
llena la taza.
No recuerdo su cara,
ni si iba a mi misma clase
o a un curso por encima
o por debajo,
pero recuerdo sus ojos,
oscuros como este café
que revuelvo con la cucharilla;
bebo un sorbo,
igual que bebí
de aquellos ojos oscuros
y de su sonrisa.
Noto
el café caliente
bajar por mi gaznate,
dejo la taza junto a la cucharilla,
una gota oscura
escapada furtivamente
reposa sobre la mesa,
oscura como sus ojos,
su sonrisa
y el recuerdo de imaginar
sus labios
contra los míos,
las primeras excitaciones sexuales,
la polla tiesa,
el primer orgasmo a escondidas,
la primera vez que el semen
regó la palma de mi mano;
y su sonrisa,
sus ojos.
El café se enfría
sobre la mesa.